La era digital ha impactado diferentes procesos empresariales y uno de los que mayores beneficios ha traído consigo es la Facturación Electrónica. Esto no sólo por la agilidad en cuanto al proceso de generación y validación de facturas, sino que también al gran ahorro que representa y, porqué no mencionar, la gran aportación ecológica que significa la disminución del uso del papel.
A partir de ello, se puede entender el por qué de su aplicación obligatoria, ya no sólo en México, sino a lo largo de Latinoamérica, pero sobretodo, el porque de la utilización de proveedores tecnológicos.
La facturación electrónica, es un comprobante fiscal digital que avala la compra-venta de un bien o servicio y así mismo es el documento mediante el cual se genera la declaración de impuestos. A partir de esta premisa, es que se vuelve indispensable asegurar la autenticidad de las facturas generadas, por lo cual el SAT autorizó a distintas empresas para que fungieran como Proveedores Autorizados de Certificación, mismas que pueden generar y procesar facturas fuera del domicilio fiscal de quien lo contrate. Dichos proveedores tiene la obligación de validar los requisitos del comprobante; asignarles un folio fiscal e incorporar un sello digital.
Esto lo que permite es que las empresas se desprendan de la complejidad de dicho proceso interno y que además mantengan sus documentos seguros y entregados bajo las normas y regulaciones establecidas. Estos servicios generalmente son brindados a través de un pago mensual, mismo que también puede ser benéfico al no representar una inversión ni económica ni de fuerza de trabajo.
Finalmente, aunque cada empresa puede desarrollar su propio software que cumpla con dicha tarea, sigue siendo una ventaja contar con proveedores que de manera personalizada y ajustada a las necesidades de las empresas, puedan administrar de manera ágil y valida dicho proceso.
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