La mayoría de las pequeñas y medianas empresas adquieren tecnología conforme la necesitan ya sea por crecimiento, modernización, necesidad de incorporar nuevos procesos, facilitar la operación o por ganar nuevos nichos de mercado.
El problema es que no siempre las soluciones adquiridas, o incluso aquellas desarrolladas internamente, se conectan entre sí, facilitando una visión o monitoreo de todo el proceso, sino que operan por bloques, lo que se vuelve un reto el integrarlas en el camino de la modernización y transformación digital, con alcances limitados e incluso fallidos. Esto no sólo retrasa su proceso de madurez digital, genera frustración de no alcanzar los objetivos por tener una visión limitada de los procesos operativos, además de repercusiones económicas que impactan directamente en la empresa.
Por eso, hay algunas preguntas que los empresarios deben hacerse, ¿con qué tecnología cuento hoy?, ¿cuáles son los procesos críticos de mi negocio que ya están digitalizados y cuáles no?, las soluciones tecnológicas que quiero implementar: ¿qué van a solucionar en el corto, en el mediano y en el largo plazo? ¿éstas pueden ser adquiridas en esquema de renta o las tengo que comprar?
Estas preguntas nos permiten tener un panorama más amplio de las áreas de oportunidad. Son un punto de partida para definir en qué parte del proceso se encuentra el negocio y cuáles son los pasos para asegurar su rentabilidad futura.
Aspectos como pago de nómina y a proveedores; asegurar cobranza y visibilidad de los inventarios, gestionar eficientemente los gastos y viáticos, atender los retos de facturación electrónica, establecer el monitoreo que asegure una adecuada experiencia para los clientes finales, entre otros, pueden ser cumplidos a través de aplicativos que, en su conjunto, conforman un ecosistema, el cual está en permanente evolución.
Es fundamental reconocer que los aplicativos, por sí solos, son insuficientes. Es necesario contar con un equipo de especialistas para que atiendan las necesidades de hospedaje, infraestructura, soporte y mantenimiento, seguridad y actualización de tecnología, lo que puede ser difícil para las pequeñas y medianas empresas.
Una opción es contar con un aliado de negocio especializado con atractivos esquemas de servicio en renta recurrente, como KIO Application Management, orientado a potenciar las estrategias basadas en el mejor uso y costo del ecosistema de aplicativos independientemente de su complejidad.
El objetivo es que las empresas tengan soluciones accesibles que les permitan, por ejemplo, integrar las aplicaciones para incrementar la agilidad de conexión entre aplicativos en la Nube y la tecnología con la que ya cuenta la empresa (ya sea legacy, on-premise, etc.); dar visibilidad de las transacciones importantes y de valor para el negocio; así como la continuidad operativa de las aplicaciones de misión crítica.
Sin duda, la adopción de tecnología debe ser un habilitador para el éxito de los negocios, sin importar su tamaño. Todas las grandes empresas iniciaron como pequeñas y medianas, sólo es cuestión de acercarse a los socios adecuados de negocio que faciliten la adopción de aplicaciones inteligentes, conectadas y con los mayores niveles de servicio y seguridad.